Mi trabajo terapéutico es una acompañamiento potente, profundo y directo apto solo para quienes están dispuestos a salir de las estructuras que les impiden vivir en coherencia con lo que realmente son. Suena muy bonito, pero en verdad es un proceso de máximo nivel de valentía. Hay que tener coraje para mirar de frente al poder que hay detrás de lo que aparentamos ser.

“Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de cualquier medida”

–Marianne Williamson–

Mi terapia lleva el nombre de reestructuración porque vamos a trabajar con los cimientos, vigas maestras y muros de carga de la casa en la que vives, demoliendo todo lo que pusieron ahí otros para protegerte pero que ya solo sirve para evitar que se manifieste en toda su magnitud la grandeza de tu ser y el propósito de tu alma.

Lo que se traduce en salir de los patrones, dinámicas, programas y lealtades sistémicas impuestas o heredadas que te están impidiendo vivir en orden interno y en coherencia con tu ser. La coherencia es aquello que hace que el sentir, el pensar y el actuar vayan en la mima dirección y cuando hay orden interno esa dirección es la que marca tu alma y no los mandatos familiares, sociales o del propio ego.

El ego, el carácter o la personalidad, es una respuesta de trauma. Son formas de responder ante la vida automatizadas y repetitivas que le dan seguridad a esa parte todavía inmadura en nosotros –a la que llaman niño interior– que sufre ante la posibilidad de que se vuelva a repetir lo que tanto dañó en el pasado y no pudo procesar por falta de una autoridad adulta que lo acompañara y sintiera.